Sobre Nosotros

La Iglesia Belén Pentecostal Libre del Paraguay

Tuvo sus inicios en el año de 1950, nació como una Iglesia de nuestro Señor Jesucristo guiada por el Espíritu Santo, practicando las palabras de Dios y las enseñanzas bíblicas.

Cuyo fundadores  Juan Antonio Chávez y su esposa Gregoria Peralta de Chávez, conjuntamente con sus hijos. Desde la conversión de Juan Antonio Chávez; quién recibió la palabra de Dios por medio de dos mensajeros, él fue sanado de una enfermedad incurable que padecía, fue bautizado y habiendo recibido la promesa del Espíritu Santo recibió el mandato de Dios que es predicar la doctrina verdadera, vas a fundar una iglesia y serás columna de Dios.

Así inició las primeras reuniones y predicaciones en su domicilio, dónde dedicó una sala para la oración y predicación de las palabras de Dios, allí muchas personas han llegado en aquellos años los cuales han sido sanados de todas enfermedades por el poder de Dios y libertados de todas aflicciones en sus espíritus.

Dónde todas las promesas de Dios se han cumplido, todas las personas han tenido la oportunidad de oír a Dios a través del don de la profecía, las visiones, los sueños, las revelaciones, el discernimiento y de ser sanadas por el Señor Jesucristo.

Muchas personas han experimentado el poder de Dios en sus corazones recibiendo paz y gozo que sólo Dios puede conceder, también han sido transformadas de sus vicios y defectos. Así mismo, han sido bendecidas en la vida material y familiar.

La Iglesia Belén en la Actualidad

Hoy la iglesia recibe con brazos abiertos a todos los fieles y a todos los hombres que son llamados a obedecer su palabra; y enseñando la sana doctrina de nuestro Señor Jesucristo, confirmando Dios con prodigios, milagros y recibimiento del Espíritu Santo según su voluntad.

Como está escrito:

 “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.”

Isaías 55:1

 Y otra vez dice:

“Si oyeres hoy su voz no endurezcáis vuestros corazones”.

Hebreos 3:15